“El fruto del justo es árbol de vida; y el que gana almas es sabio” (Proverbios 11:30).
Me ha parecido muy importante el poder compartirles unas notas sobre este proverbio, el texto se divide en dos partes, pero ambas oraciones están unidas en el verso y son inseparables. En años anteriores escuchaba a mis pastores enseñar este verso como uno de los grandes textos bíblicos para los ganadores de almas, para los evangelistas y nos alentaban a ser sabios, a ganar almas.
Quiero empezar aclarando lo que no significa “ganar almas”, realmente la frase en este verso no tiene nada que ver con predicar el evangelio en las calles, parques, etc. Tampoco tiene que ver con repartir tratados o ir de puerta en puerta o cosas así (no estoy en contra de impartir tratados, en lo absoluto), ganar almas tampoco tiene que ver con obtener los nombres y teléfonos para que se les “contacte.” simplemente digo que “ganar almas” no se refiere a la salvación de las personas, es decir, el texto en mención bajo el escrutinio de la hermenéutica no es un texto para alentar al evangelismo sino a guardar el testimonio como buen hijo de Dios.
La expresión metafórica “el fruto del justo es árbol de vida” nos dice que las obras o la vida misma del justo es como un árbol de vida, un árbol fructífero que produce alimento y refrigerio para los que lo rodean. La vida del creyente debe estar llena de bendiciones del alma
La frase “el que gana almas es sabio” se refiere a una vida de sabiduría y justicia, la palabra clave aquí no es ALMA ni SABIO sino GANA. Si comprendemos lo que significa “GANA” el resto del verso se aclara naturalmente. El diccionario de Strong señala que la palabra hebrea traducida “gana” es “laqach.” Esta palabra tiene muchos significados alguno de ellos es: “traer adentro”, “atraer”, “recibir”, “ganar”. El texto dice “el que gana almas es sabio”. No habla de “testificar” sino de “atraer”, o sea “traer adentro”, “recibir”.
Spurgeon dijo: Hay dos cosas en el texto; y están expuestas…en sus dos [partes]. La primera es – la vida del creyente…debe estar llena de bendiciones del alma. En el segundo lugar – el intento del creyente debe siempre ser ganar almas. El segundo es bastante igual al primero, solamente que la primera [parte] establece nuestra influencia inconsciente, y la segunda nuestros esfuerzos [en] ganar almas para Cristo (traducción de C. H. Spurgeon, “The Soul Winner,” The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Pilgrim Publications, reimpreso en 1971, tomo XXII, p. 254).
El texto implica que las almas necesitan ser ganadas. Las almas de los hombres están perdidas por naturaleza. ¡Su propia naturaleza está corrompida y perdida! ¡Ellos deben ser ganados para Cristo con nuestro testimonio
Concluimos que ganar almas conlleva la idea de que el hombre sabio se conduce rectamente y atrae a otros hacia la sabiduría por su manera de vivir. El sabio cautiva vidas y atrae y gana a los demás para el bien. Una persona sabia es un modelo de una vida llena de significado. Como un árbol atrae gente a su sombra, su sentido de propósito atrae a otros que quieren conocer cómo también ellos pueden encontrar su significado. Obtener sabiduría para sí mismo, entonces, puede ser el primer paso para guiar a la gente a Dios por medio del testimonio.
¡Por aplicación del texto podemos decir que el cristiano de buen testimonio, el que manifiesta el “fruto del Espíritu” en su vida (Gálatas 5:22-23), atrae a personas y les imparte sabiduría tocante a Cristo y los gana para la salvación!
El Dr. R. L. Hymers, Jr. Añade: La persona que trata de ganar almas, pero no tiene el fruto del Espíritu, no será nada más que un fanático religioso, tratando de forzar a la gente perdida a ser salva. ¿No fue exactamente eso lo que sucedió en las Edades Oscuras? Agustín, pese a estar correcto en ciertas cosas, dijo que los perdidos debían ser forzados a entrar en la iglesia “por la espada”. Su enseñanza tuvo un efecto terrible en las Edades Oscuras, la cual siguió con la Inquisición, tratando de forzar a la gente a volverse cristiana. No hay base Bíblica para ese forzar. Recuerdo ver una persona así perseguir a un anciano en la calle, gritándole: “¡Vas para el Infierno, anciano!” ¡Tal rudeza en “testificar” no gana muchas almas!
El sabio gana a otros a una vida de sabiduría y justicia. ¡Privilegio indecible, el ser usado por Dios para trabajar en vidas humanas que resultarán en bendición eterna! ¡Cada alma ganada para el Señor será un adorador del Cordero de Dios por los siglos de los siglos!
Spurgeon dijo: Los verdaderos amantes de las almas de los hombres aprenden el arte de tratar con ellos… No es porque un hombre tenga mayores habilidades, ni porque tenga más gracia, sino que el Señor lo hace amar intensamente las almas de los hombres, y eso imparte una habilidad secreta, ya que la mayor parte del modo de ganar pecadores a Cristo es amarlos hacia Cristo (Spurgeon, ibid., pagina 262). El verdadero ganador de almas tiene que estar lleno de amor e interés por otros. Que esa sea nuestra oración, “¡Hazme un ‘árbol de vida’ para los perdidos! ¡Hazme una vía de bendiciones para ellos!”