“Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.” Mateo 8:22

Esta fue la extraordinaria respuesta que nuestro Señor le dio a uno de los candidatos al discipulado, que no comprendía lo que significaba seguir al Señor, y se proponía ir primero y sepultar a su padre. Pero, ¿Estaba muerto ya su padre? ¿Era un cadáver que necesitaba ser enterrado? Imposible. Como era costumbre como vemos en Lucas 7:12, enterrar el mismo día del fallecimiento, no es muy probable que este hombre hubiese estado aquí, si el padre hubiera acabado de morir; en tal caso, no habría impedido el Señor que el hombre cumpliera los últimos deberes de un hijo para con un padre. Esta frase posiblemente era una expresión proverbial que hace un juego de palabras con los sentidos literal y figurado de la palabra muertos. De esta manera el Señor Jesús hizo comprender a la gente la importancia que tenía el ser su discípulo y el predicar el evangelio.