Se han hecho varias sugerencias en cuanto al origen de los demonios.

 A. Son los espíritus de personas malas fallecidas

Este punto de vista parece provenir de la creencia antigua griega de que los demonios son los espíritus sin cuerpos de personas fallecidas, especialmente aquellos que fueron malos en la vida. No tiene respaldo alguno en la Escritura, puesto que la Biblia siempre sitúa a los muertos no salvos como confinados en un lugar de tormento, e incapaces de regresar para vagar por el mundo (Salmo 9:17; Lucas 16:23; Apocalipsis 20:13).

 B. Son los espíritus sin cuerpos de una raza pre-adámica

Este punto de vista entiende que Satanás originalmente reinó sobre una tierra perfecta y una raza pre-adámica de personas. Cuando Satanás pecó contra Dios, estas personas participaron de alguna forma en su rebelión. Perdieron sus cuerpos y se convirtieron en espíritus sin cuerpos o demonios (G. H. Pember, Earth’s Earliest Ages [New York: Revell, ca. 1900],pp. 72–3). Este concepto hace distinción entre todos los ángeles, buenos y malos, y los demonios. Ofrece como respaldo la idea de que los demonios buscan el estar en un cuerpo, indicando así que son espíritus sin cuerpos. Pero contra este punto de vista está el hecho de que la Biblia en ningún sitio, ni siquiera indirectamente, provee una clave de la existencia de una raza pre-adámica. Por cierto, nuestro Señor declaró que Adán fue el primer hombre (Mateo 19:4). También las Escrituras no indican en ningún lugar que las personas fallecidas tengan la facultad de regresar a la tierra.

 C. Son la prole de las uniones descritas en Génesis 6:1-4

Para validar esta hipótesis se requiere a lo menos de dos suposiciones: (a) los hijos de Dios eran ángeles, y (b) la prole no fue humana. Que los hijos de Dios fueran ángeles es un punto de vista posible, pero que la prole fueran demonios es muy improbable. Esto significaría que la prole sería mestiza, parte humana y parte angélica (o los nefilim o los valientes varones de renombre del v. 4), que fueron destruidos en el diluvio y cuyos espíritus sin cuerpos se convirtieron en demonios.

 – Sin embargo, es improbable que Génesis 6:2-4 se refiera a la Caída de los demonios. En estos versículos se nos dice que «los hijos de Dios vieron que las hijas de los seres humanos eran hermosas. Entonces tomaron como mujeres a todas las que desearon… Al unirse los hijos de Dios con las hijas de los seres humanos y tener hijos con ellas, nacieron gigantes, que fueron los famosos héroes de antaño.

A partir de entonces hubo gigantes en la tierra». Aunque algunos han pensando que «hijos de Dios» en este pasaje se refiere a ángeles que pecaron al casarse con mujeres humanas, esa interpretación es mu cuestionada por las siguientes razones:

Los ángeles no son seres materiales y según Jesús no se casan (Mt 22:30), realidades que ponen en duda la idea de que aquellos «hijos de Dios» fueran ángeles que tomaron esposas humanas. Además, nada en el contexto mismo de Génesis 6 indica que los «hijos de Dios» debiera entenderse como ángeles (esto hace a este pasaje diferente de Job 1-2, por ejemplo, donde el contexto del concilio celestial deja bien claro para el lector que se está refiriendo a ángeles). Es mucho más probable que la frase «hijos de Dios» aquí (como en Dt 14:1) se refiera a personas que pertenecían a Dios y, como Dios, caminaban en rectitud (note Gn 4:26 como una introducción a Génesis 5, que señala el comienzo del linaje de Set al mismo tiempo que dice que «desde entonces se comenzó a invocar el nombre del SEÑOR»). En realidad, se hace hincapié en la condición de hijo como siendo a la imagen y semejanza del padre en Génesis 5:3. Además, el texto sigue la pista a la línea de descendientes desde Dios por medio de Adán y Set a muchos «hijos» en todo el capítulo 5. El propósito amplio de la narración parece ser trazar el desarrollo paralelo de la línea piadosa de Set (al final la línea mesiánica) y de los impíos descendientes del resto de la humanidad. Por tanto, los «hijos de Dios» en Génesis 6:2 son hombres que son justos a causa de su imitación del carácter de su Padre celestial, y las «hijas de los hombres» son las esposas impías con las que ellos se casaron.

***Aunque esto también tiene sus puntos en contra. como lo veremos en el tema: El confinamiento de algunos Ángeles Caídos.

 D. Son ángeles caídos

Este punto de vista dice que los demonios son los ángeles que se rebelaron junto a Satanás. La evidencia estriba en las siguientes consideraciones: A Satanás se le designa como el príncipe de los demonios (Mateo 12:24), lo que indica que puesto que su líder, Satanás, es un ángel, los demonios también tienen que ser ángeles, pero caídos al igual que Satanás.

Cuando Dios creó el mundo, «miró todo 10 que había hecho, y consideró que era muy bueno» (Gn 1:31). Esto significa que aun el mundo angelical que Dios había creado no tenía ángeles malignos ni demonios en aquel momento. Pero ya en Génesis 3, encontramos que Satanás, en la forma de una serpiente, estaba tentando a Eva para que pecara (Gn 3:1-5). Por tanto, en algún momento entre los sucesos de Génesis 1:31 y Génesis 3:1, tuvo que haber una rebelión en el mundo angelical que llevó a muchos ángeles a ponerse en contra de Dios y convertirse en malignos.

El Nuevo Testamento habla de esto en dos lugares. Pedro nos dice que «Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al abismo, metiéndolos en tenebrosas cavernas y reservándolos para el juicio» (2 P 2:4).’ Judas también nos dice que «los ángeles que no mantuvieron su posición de autoridad, sino que abandonaron su propia morada, los tiene perpetuamente encarcelados en oscuridad para el juicio del gran Día». De nuevo, se hace hincapié en el hecho de que están alejados de la gloria de la presencia de Dios y que su actividad está restringida (metafóricamente, «perpetuamente encarcelados»), pero el texto no implica para nada que su influencia ha sido eliminada del mundo ni que algunos demonios están metidos en algún lugar de castigo apartados del mundo mientras que otros tienen la posibilidad de influenciarlo.2 Más bien, tanto 2 Pedro como Judas nos dicen que algunos ángeles se rebelaron contra Dios y se convirtieron en oponentes hostiles a su Palabra. Parece que su pecado fue el del orgullo, el de negarse a aceptar el lugar asignado, porque ellos «no mantuvieron su posición de autoridad, sino que abandonaron su propia morada». Es también posible que haya una referencia a la Caída de Satanás, el príncipe de los demonios, en 1saías 14. Al tiempo que 1saías describe el juicio de Dios contra el rey de Babilonia (un rey humano y terrenal), llega entonces a una sección donde empieza a usar un lenguaje que parece demasiado fuerte para referirse solo a un rey humano:

¡Cómo has caído del cielo,

Lucero’ de la mañana!

Tú, que sometías a las naciones,

has caído por tierra.

Decías en tu corazón:

«Subiré hasta los cielos.

¡Levantaré mi trono

por encima de las estrellas de Dios!

Gobernaré desde el extremo norte,

en el monte de los dioses.

Subiré a la cresta de las más altas nubes,

seré semejante al Altísimo.»

¡Pero has sido arrojado al sepulcro,

a lo más profundo de la fosa! (1s 14:12-15)

 Esta expresión de ascender a los cielos y establecer su trono en 10 más alto y decir: «Seré semejante al Altísimo» sugiere fuertemente la rebelión de una criatura angelical de gran poder y dignidad. No era raro en la forma de hablar de los profetas hebreos pasar de descripciones de sucesos humanos a descripciones de sucesos celestiales que son paralelos a ellos y que los acontecimientos humanos los representan en forma limitada. 4 Si esto es así, se está describiendo el pecado de Satanás como de orgullo y de intentar ser igual a Dios en posición y autoridad.

 Está claro el hecho de que los “daimonia”, presentados como sujetos a Satanás, no son los espíritus de los que han dejado esta vida, a pesar de lo que algunos han sostenido:

(1) Porque son distinguidos de los ángeles elegidos.

(2) Porque se dice que no guardaron su primer estado (Jud 6).

(3)Por el lenguaje de 2 P 2:4, donde se dice que Dios no perdonó a los ángeles que pecaron.

(4) Por la aplicación a ellos de los títulos «principados» y «potestades», que son apropiados sólo a seres que pertenecen al orden de los ángeles.

Fuentes:

– Basic Theology,  Charles C. Ryrie, Copyright, Editorial Unilit, Miami, Fl. U.S.A. © 1993 All right reserved.

– Systematic Theology by Inter-Varsity Press, Gran Bretaña, y The Zondervan Corporation, USA © 1994 Wayne Grudem.

– Louis Berkhof,  Systematic Theology.

– Teología Sistemática Vol. I, Charles Hodge, Editorial Clie 1991.