¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello! Mat 23:24
Era costumbre, dice Richard C. Trench, de los judíos estrictos, colar su vino, su vinagre y otras bebidas, por medio de lienzos o gasas, para que sin saberlo o accidentalmente no tragasen algún insecto impuro de acuerdo a la ley y así pecasen. Los fariseos eran muy meticulosos en cuanto a los detalles del ceremonial de limpieza al grado que perdieron su perspectiva de lo que es la pureza verdadera.
Pero tanto los insectos como los camellos eran ceremonialmente impuros (Lev. 11:4; Lev. 11:20; Lev. 11:23; Lev. 11:42).
Como dice William MacDonal ¡Qué ridiculez cuidarse tanto de lo insignificante, y luego tragarse el animal inmundo más grande de Palestina! Los fariseos estaban infinitamente preocupados por las minucias, pero burdamente ciegos a enormes pecados, como la hipocresía, falta de honradez, crueldad y codicia. Habían perdido el sentido de la proporción.
Fuente: Libro: En Su Contexto (aún trabajando en ello)