“Buscadme y viviréis” Amós 5:4:
Esta invitación, breve pero cargada de significado, expresa un llamado urgente de Dios al pueblo de Israel en un contexto de juicio inminente. El profeta Amós, enviado a proclamar el mensaje divino, dirige estas palabras a una nación que se había apartado de su Creador, confiando en rituales vacíos y en la adoración en lugares contaminados por la idolatría.
El mandato “Buscadme y viviréis” es seguido por una advertencia clara: “No busquéis a Betel, ni entréis en Gilgal, ni paséis a Beerseba” (Amós 5:5). Estas ciudades, que alguna vez tuvieron significados positivos en la historia de Israel, habían perdido su propósito original y se habían convertido en centros de idolatría. Betel, el lugar donde Jacob tuvo una visión de la escalera al cielo (Génesis 28:10-19), había degenerado en un santuario de adoración a becerros de oro (1 Reyes 12:28-33). Gilgal, asociado con la entrada de Israel a la tierra prometida y el renuevo de su pacto con Dios (Josué 5:9-10), ahora simbolizaba prácticas religiosas corruptas. Beerseba, recordada como lugar de encuentros con Dios para los patriarcas, se había transformado en otro sitio de veneración idolátrica.
La exhortación de Amós subraya la futilidad de buscar refugio espiritual en lugares y rituales que no tienen el respaldo de Dios. El problema no era el acto de buscar, sino el objeto de esa búsqueda. Al recurrir a Betel, Gilgal y Beerseba, los israelitas demostraban una confianza errónea en lo externo, en lugar de buscar al único Dios verdadero. Este acto de infidelidad espiritual no solo les alejaba de Dios, sino que los colocaba en una posición de juicio inminente.
El llamado a buscar a Dios es también una cuestión de vida o muerte, ya que implica un arrepentimiento genuino y una relación restaurada con Él. Buscar a Dios no es solo un acto ritual o superficial; es un cambio de corazón y una decisión consciente de volver al camino del Señor. Este mensaje no pierde su relevancia en nuestros días, pues sigue siendo una invitación a dejar las falsas seguridades y confiar plenamente en el Dios viviente.
En el contexto de Amós, “viviréis” no solo alude a la preservación física, sino también a una vida plena en comunión con Dios. La exhortación contiene una promesa implícita: aquellos que busquen al Señor encontrarán vida, no solo en términos materiales, sino también espirituales. Este tema de buscar a Dios como fuente de vida resuena a lo largo de toda la Escritura, desde la invitación de Isaías: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado” (Isaías 55:6) hasta las palabras de Jesús: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
Amós 5:4 nos recuerda que la verdadera vida no se encuentra en las tradiciones religiosas, los lugares sagrados o los rituales externos, sino en una relación viva y transformadora con Dios. La invitación sigue vigente: buscar a Dios significa apartarse de lo que nos aleja de Él, confiar en Su promesa de vida y vivir en obediencia a Su palabra.