Nada Encubierto

“Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.” Mateo 10:26

Este versículo a menudo ha sido malinterpretado y aplicado fuera de su contexto. Algunos predicadores lo utilizan para afirmar que todo lo que hacemos en lo secreto, ya sea bueno o malo, inevitablemente será expuesto públicamente en algún momento. Aunque la idea de que nuestras acciones tienen consecuencias es bíblicamente válida, esta no es la enseñanza específica de este pasaje.

El contexto de Mateo 10:26 se encuentra dentro de las instrucciones de Jesús a sus discípulos antes de enviarlos a predicar el Evangelio. Les advierte sobre las persecuciones que enfrentarán y los alienta a no temer a quienes puedan oponerse a ellos. La frase “nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado” se refiere a las verdades celestiales que, aunque en un momento estuvieron ocultas o veladas, serían plenamente reveladas por medio de la predicación del Evangelio.

Jesús asegura que el mensaje de salvación, así como el juicio venidero, no permanecerán en secreto. Toda doctrina de redención, la revelación del Reino de Dios y las advertencias sobre el juicio final serán proclamadas abiertamente, para que todos tengan la oportunidad de conocerlas. Este versículo subraya la misión de los discípulos de proclamar sin temor la verdad de Dios, incluso en medio de oposición o peligro.

Es importante interpretar este pasaje en su contexto para evitar confusiones. No se trata de una garantía de que cada acto oculto de las personas será expuesto públicamente en esta vida, sino de la seguridad de que los planes y verdades divinas serán plenamente manifestados. La fidelidad en predicar el mensaje del Evangelio es el énfasis principal de Jesús aquí.

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