¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.
Mateo 15:2
¿Qué era la tradición de los ancianos?
Este era un cuerpo de leyes extrabíblicas que habían existido solo en forma oral y únicamente desde la cautividad de Babilonia. Luego fue llevada al papel en la Mishná, a finales del siglo II a.C. La ley de Moisés no contenía ninguna prescripción con respecto a lavarse las manos antes de comer, excepto para los sacerdotes que debían lavarse antes de ingerir las ofrendas sagradas (Lev 22:6-7).
Los lideres religiosos judíos tenían dos fuentes de autoridad: la ley escrita y la tradición oral, ambas importantes y autorizadas para ellos.
Se trataba de una serie de mandamientos rabínicos que constituían la llamada «ley oral», esta circulaba de generación en generación.
Los ancianos en el pasaje bíblico no son los gobernantes vivientes del pueblo, sino los portadores pasados de la autoridad religiosa, entre más remotos, más venerables según el judaísmo.
¿Los discípulos estaban comiendo pan con las manos sucias o se trataba de cumplir con un rito?
Este pasaje no refleja que los discípulos tenían las manos sucias o con tierra. El texto indica que tenían las manos inmundas o ceremonialmente impuras.
El asunto en cuestión no tenía nada que ver con una buena higiene. Sin duda, es bueno lavarse las manos antes de comer, pero los lideres religiosos se referían a un lavamiento ceremonial de limpieza o purificación en el sentido de hacer las manos aptas ante Dios para comer, esto iba acompañado de una oración prediseñada.
«Comer sin lavarse las manos hacia impuros los alimentos y constituía un pecado».
Este rito o ceremonia era una costumbre popular originada de un mandato rabínico, pero no se encontraba en la Torá.
Muchos rabinos tomaron esta tradición demasiado enserio. Un Rabí judío llamado Joséf dijo: «Al no lavarme las manos antes de comer peco tanto como el que está con una prostituta».
¿Cuál era la forma correcta de lavarse las manos antes de comer según la tradición?
Tenían que extender las manos con las palmas hacia arriba, luego se derramaba agua sobre ellas, estando éstas ahuecadas. Luego se usaba el puño de una de ellas para lavar la otra y luego el otro puño para lavar la primera mano. Finalmente debían extenderse de nuevo las manos, con las palmas hacia abajo, echando agua sobre ellas una segunda vez para limpiar el agua sucia con la que se habían lavado las manos. Solo entonces estarían las manos de la persona ceremonialmente limpias o aceptas por Dios para comer.
Los eruditos en el tema dicen que un judío realmente estricto hacia todo este ritual no solo antes de una comida, sino también entre cada plato que se servia.
Todas las tradiciones no son malas, pero nunca deben colocarse en pie de igualdad con lo que Dios nos enseña y manda en las Escrituras. Muchas veces somos acusados y condenados por quebrantar una tradición eclesiástica, lo cual es totalmente incorrecto y nocivo para la salud de la iglesia.
Saludos y bendiciones.
