Testificar y Testículos

La creencia de que los romanos se agarraban los testículos al testificar en un juicio ha circulado ampliamente, pero carece de fundamento histórico y lingüístico. Esta afirmación, aunque llamativa, es un mito sin evidencia en fuentes primarias. Para comprender por qué esta idea es incorrecta, es necesario analizar la etimología de las palabras involucradas y el contexto legal y cultural de la antigua Roma.

La palabra «testificar» proviene del latín testificari, que significa «dar testimonio» o «afirmar algo como testigo». Este término se compone de testis, que en latín significa «testigo», y el verbo facere, que significa «hacer». Así, testificari significa literalmente «hacer de testigo» o «dar testimonio».

Por otro lado, la palabra «testículos» proviene del latín testiculus, que es un diminutivo de testis. Aunque algunos han sugerido que los testículos eran llamados «pequeños testigos» porque servían como símbolo de masculinidad o fertilidad, no hay evidencia concluyente de que esta fuera la razón principal de su denominación. Más bien, la relación etimológica entre testis y testiculus es meramente lingüística y no implica ninguna práctica ritual o legal.

El sistema legal romano se basaba en principios bien documentados en textos como el Corpus Iuris Civilis de Justiniano y en los escritos de juristas como Cicerón, especialmente en su obra De Legibus. En ninguna de estas fuentes se menciona la costumbre de agarrarse los testículos al testificar. En cambio, los romanos usaban fórmulas verbales solemnes y a menudo realizaban juramentos ante los dioses, tocando objetos sagrados o utilizando gestos reconocidos, como levantar la mano derecha.

Además, la idea de que los testículos estuvieran relacionados con el acto de testificar probablemente proviene de una confusión moderna con otras prácticas juramentales, como la costumbre bíblica de colocar la mano bajo el muslo de otra persona al hacer un juramento (Génesis 24:2-3). Sin embargo, esto no significa que los romanos hicieran algo similar.

En conclusión, la afirmación de que los romanos se agarraban los testículos para testificar es un mito sin base en la realidad histórica. La relación etimológica entre «testificar» y «testículos» se debe a la raíz común testis, pero no implica ninguna práctica ritual. La historia real de la justicia romana y la evolución de estos términos muestran que el lenguaje puede llevar a interpretaciones erróneas cuando no se analizan adecuadamente las fuentes históricas y lingüísticas.

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