Fornicar

La palabra «fornicación» proviene del latín fornicare, que a su vez deriva de fornix, que significa arco o pasaje abovedado. En la antigua Roma, el Foro Romano no solo era el centro político y comercial, sino también un lugar donde se practicaba la prostitución. Dentro del Foro, existía una calle conocida como vicus tuscus, que conectaba con el área central y con el Templo de los Dioscuros, un santuario dedicado a los gemelos mitológicos Cástor y Pólux. En esta calle, las prostitutas ofrecían sus servicios, muchas veces en los fornices, estructuras con arcos y bóvedas que les servían de refugio.

El término fornicare comenzó a utilizarse en relación con la actividad de estas mujeres, y con el tiempo adquirió un sentido más amplio, refiriéndose a la inmoralidad sexual en general. En las Escrituras, la palabra «fornicación» aparece repetidamente para describir la impureza sexual y la infidelidad espiritual. En 1 Corintios 6:18, Pablo advierte: «Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca», mostrando que la inmoralidad sexual tiene consecuencias profundas.

Desde una perspectiva bíblica, la fornicación no se limita a un acto físico, sino que refleja una condición del corazón. Jesús enseñó en Mateo 5:28: «Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón». Esto revela que la impureza comienza en los pensamientos antes de manifestarse en las acciones.

El uso de la palabra en la Biblia también se extiende a la relación del pueblo de Dios con la idolatría. En Apocalipsis 17:2, se habla de la gran ramera con la que «los reyes de la tierra han fornicado», usando la imagen de la fornicación para ilustrar la corrupción y el alejamiento de Dios. Esto demuestra que la Escritura no solo condena la impureza sexual, sino que también usa este término para describir la infidelidad espiritual.

Comprender el origen de la palabra nos ayuda a ver cómo su significado ha evolucionado, pero la enseñanza bíblica sigue siendo clara: Dios llama a la pureza, tanto en lo físico como en lo espiritual.

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