¿Por qué Jesús enseñaba en las sinagogas?

«Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.» Mateo 4:23

Después de su bautismo y tentación en el desierto, Jesús comenzó su ministerio público en la región de Galilea, en el norte de Israel. Esta área era una región importante y poblada donde llevó a cabo gran parte de su enseñanza, sanidad y ministerio.

Desde el comienzo de su ministerio público, Jesús frecuentemente enseñaba en las sinagogas. Las sinagogas eran lugares de reunión judíos donde se llevaba a cabo la oración, el estudio de las Escrituras y la enseñanza. Jesús utilizó estas oportunidades para proclamar el mensaje del reino de Dios y enseñar a la gente acerca de la voluntad de Dios.

En la cultura judía del tiempo de Jesús, era común que los rabinos y maestros religiosos enseñaran en las sinagogas. Las sinagogas ofrecían a Jesús una plataforma para llegar a una audiencia diversa. Tanto judíos locales como visitantes podían asistir a las sinagogas, lo que le permitía a Jesús alcanzar a una amplia gama de personas con su mensaje. La enseñanza de Jesús en las sinagogas era notable por su autoridad y sabiduría. A menudo, sus enseñanzas desafiaban las tradiciones religiosas establecidas y proporcionaban una nueva comprensión de las Escrituras. Esto generaba tanto admiración como controversia entre sus oyentes.

Las sinagogas eran lugares de reunión centrales en la vida judía, especialmente en las áreas donde había una comunidad judía establecida, no solo se utilizaban para reuniones de adoración los sábados, sino que también se convertían en centros educativos durante la semana, donde los niños judíos recibían instrucción religiosa y aprendían sobre su fe y tradiciones. Este uso multifuncional del edificio era característico de la vida comunitaria judía y reflejaba la importancia de la educación religiosa en la transmisión de la identidad judía a las generaciones futuras.

Según la ley judía, se requería un quórum de al menos diez hombres adultos judíos (un minyan) para llevar a cabo ciertos servicios religiosos, como la lectura pública de la Torá y ciertas oraciones. Por lo tanto, en áreas donde había suficientes familias judías para formar un minyan, era común establecer una sinagoga para cumplir con estos requisitos.

En la estructura de las sinagogas judías, el líder o jefe de la sinagoga no necesariamente tenía el papel de predicador, sino que más bien actuaba como un administrador o un líder comunitario responsable de organizar y supervisar las actividades de la sinagoga. Su tarea principal era asegurar que el funcionamiento de la sinagoga fuera fluido y que se llevaran a cabo los servicios religiosos y educativos adecuados. Una de las responsabilidades del líder de la sinagoga era invitar a rabinos y maestros para enseñar y predicar en la sinagoga. Esto implicaba identificar y contactar a maestros respetados y eruditos religiosos para que compartieran su sabiduría y enseñanza con la comunidad. Era una práctica común en las sinagogas invitar a rabinos y maestros visitantes para que compartieran su enseñanza con la congregación. Estas invitaciones eran una manera de enriquecer la experiencia religiosa y educativa de la comunidad, permitiendo que diferentes perspectivas y estilos de enseñanza fueran presentados. Es así que, Jesús, como rabino itinerante y maestro respetado, habría sido invitado en algunas ocasiones a hablar en sinagogas locales, donde compartiría sus enseñanzas con la comunidad.

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