“Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo, Y aun al impío para el día malo”. Proverbios 16:4
Este versículo se ha interpretado incorrectamente en ocasiones, sugiriendo que Dios ha creado al impío específicamente para condenarle. Sin embargo, una comprensión correcta del texto y su contexto revela un significado más matizado y coherente con la enseñanza general de la Biblia sobre la justicia y la soberanía de Dios.
En primer lugar, es importante considerar el contexto más amplio del libro de Proverbios. Los Proverbios son una colección de dichos sabios que presentan verdades generales sobre la vida y el comportamiento humano, enfocándose en el contraste entre los justos y los impíos, y la sabiduría y la necedad. Este tipo de literatura poética a menudo usa un lenguaje fuerte y absoluto para comunicar principios morales y teológicos.
La frase «Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo» subraya la soberanía de Dios sobre toda la creación. Todo lo que existe tiene un propósito en el plan de Dios, y esto incluye tanto a los justos como a los impíos. Esto no significa que Dios creó a los impíos con el propósito expreso de condenarlos, sino que incluso las acciones de los impíos, aunque perversas y contrarias a la voluntad de Dios, pueden ser utilizadas por Él para cumplir sus propósitos justos y soberanos.
El segundo aspecto de este versículo, «y aun al impío para el día malo,» puede ser entendido en el sentido de que los impíos no escaparán al juicio divino. Dios, en su justicia perfecta, ha establecido un día de juicio para todos, incluidos los impíos. Este juicio es una consecuencia de sus propias elecciones y acciones, no un destino predeterminado sin posibilidad de cambio. La enseñanza bíblica consistentemente muestra que Dios desea que todos se arrepientan y sean salvos (1 Timoteo 2:4, 2 Pedro 3:9), y que el juicio es una respuesta a la persistente rebeldía y rechazo de Su gracia.