Los Apóstatas son personas que oyen el evangelio, hacen una profesión de ser cristianos, se identifican con la Iglesia Cristiana y luego abandonan su profesión de fe, repudiando a Cristo de manera decisiva, abandonan la comunión cristiana y toman su puesto con los enemigos del Señor Jesucristo. La Apostasía es un pecado Que pueden cometer sólo los incrédulos, no por los que son engañados, sino por los que a sabiendas, voluntariosamente y de modo malicioso se resuelven contra el Señor.
La Apostasía No se debería Confundir con el pecado del incrédulo normal que escucha el evangelio pero que no hace nada acerca de ello.
Por eje. Un hombre puede dejar de responder a Cristo después de repetidas invitaciones del Espíritu Santo. Pero no es un apóstata. Puede aún ser salvo si se encomienda al Salvador. Naturalmente si mueren en incredulidad, está perdido para siempre, pero no pierde la posibilidad en tanto que pueda poner su fe en el Señor.
La Apostasía no debería confundirse con la recaída espiritual.
Un verdadero creyente puede apartarse mucho de Cristo. Por el pecado se quebranta su comunión con Dios. Puede incluso llegar al punto que ya no es más reconocido como cristiano. Pero puede ser restaurado a una plena comunión en cuanto confiesa y abandona su pecado (1 jn. 1:9)
La Apostasía no es lo mismo que el pecado imperdonable citado en los evangelios.
Aquello fue el pecado de atribuir los milagros del Señor Jesús al príncipe de los demonios. Sus milagros fueron realmente llevados a cabo por el poder del Espíritu Santo. Atribuirlos al Diablo era lo mismo que blasfemar contra el Espíritu Santo. Implicaba que el Espíritu Santo era el Diablo. Jesús dijo que un pecado así no podía ser perdonado ni en aquel siglo ni en el siglo venidero (Mr.3:22-30). La Apostasía es similar a la blasfemia contra el Espíritu Santo en que es un pecado eterno. Pero aquí acaba la semejanza.
La apostasía mas bien, es lo mismo que el pecado de muerte mencionado en 1 Juan 5:16b, Juan estaba escribiendo acerca de personas que había profesado ser creyentes y que habían participado en las actividades de las iglesias locales. Habían absorbido las falsas enseñanzas de los gnósticos y habían dejado la comunión cristiana con hostilidad. Su apartamiento deliberado indicada que en verdad nunca habían nacido de nuevo (1 Jn. 2:19) Al negar abiertamente que Jesús es el Cristo (1 Jn. 2:22), Habían cometido pecado para muerte, y era inútil orar por su restauración (1 Jn. 516b).
Algunos fervientes creyentes se angustian cuando leen Hebreos 6 y pasajes similares. Satanás emplea de manera especial estos versículos (como en la tentación de Jesús) para sacudir a creyentes que tienen dificultades físicas, mentales o emocionales. Temen entonces que han caído de Cristo y no tienen esperanza de restauración. Se angustian pensando en que han Llegado más allá del punto de la redención. ¡El Hecho que tenga preocupación acerca de ello es evidencia concluyente de que NO SON APOSTATAS! Un apóstata no tendría ningún temor así, repudiaría a Cristo de amera insolente.
Si el Pecado de apostasía no se aplica a creyentes, ¿a quienes se aplica en nuestros días? Se aplica, por ejemplo, a un joven que haga una profesión de fe en Cristo y que parece que anda de manera espléndida durante un tiempo, pero que luego algo sucede en su vida. Quizá experimenta una acerba persecución. Quizá cae en pecado de inmoralidad. Quizá se va a la universidad y es sacudido por los argumentos anticristianos de los profesores ateos. Con pleno conocimiento de la verdad, se aparta deliberadamente de ella. Renuncia plenamente a Cristo y de manera virulenta pisotea todas las doctrinas sagradas y fundamentales de la fe cristiana. La Biblia dice que es imposible restaurar a tal persona al arrepentimiento, y la experiencia corrobora a la Biblia. Hemos conocido a muchos que han apostatado de Cristo, pero nunca hemos conocido a uno que volviese a Él.
Al Aproximarnos al final de esta edad, podemos esperar una MAREA creciente de apostasía (2 Ts. 2:3; 1 Ti. 4:1). Por ello, la advertencia contra este apartamiento se hace más pertinente con cada día que Transcurre.
Fuente:
-Believer’s Bible Commentary by William MacDONALD: Antiguo y Nuevo Testamento, Editorial Clie, 1989 y 1992.
Nota: este artículo complemental tema acerca del texto oscuro: Hebreos 6