“Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca”. 1 Corintios 6:18
La enseñanza de Pablo sobre la inmoralidad sexual y la importancia de mantener la pureza sexual era especialmente relevante para la iglesia en Corinto debido al contexto cultural y religioso de la ciudad.
Corinto era conocida en la antigüedad por ser un centro cosmopolita y comercial, con una gran diversidad cultural y una tolerancia hacia diversas prácticas religiosas y sociales. Uno de los aspectos más destacados de la cultura corintia era el templo de Afrodita (Venus para los romanos), la diosa griega del amor y la sexualidad.
El templo de Afrodita estaba dedicado a la prostitución sagrada, este templo empleaba a más de mil prostitutas como sacerdotisas, y el sexo era parte integral de los rituales de adoración a esta diosa del amor y la fertilidad.
Este contexto cultural tenía un impacto significativo en la vida cotidiana de los corintios. La iglesia en Corinto estaba compuesta por personas que habían sido convertidas del paganismo y que aún estaban influenciadas por las prácticas y valores de la sociedad circundante, incluida la promiscuidad sexual y la aceptación de la prostitución como parte de la vida religiosa y social.
Pablo reconoce estos desafíos que enfrentan los creyentes en un entorno culturalmente diverso y moralmente complicado como este. Su enseñanza refleja una clara distinción entre los estándares morales cristianos y las normas culturales circundantes, instando a los cristianos a vivir vidas santas y a adherirse a los principios éticos establecidos por Dios, en lugar de los dictados cambiantes de la cultura.
En este contexto, Pablo, en sus cartas a los corintios, enfatiza repetidamente la importancia de apartarse del pecado sexual y mantener la pureza moral, aunque estas prácticas fueran populares y culturalmente aceptadas. Para los cristianos, Pablo enseña que el cuerpo es el templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19), y por lo tanto debe ser honrado y preservado de cualquier forma de inmoralidad sexual.
Así, la presencia del templo de Afrodita y la práctica de la prostitución sagrada en Corinto proporcionaban un telón de fondo crucial para comprender por qué Pablo enfatizaba tanto la pureza sexual y la fidelidad en el matrimonio como parte integral de la vida cristiana. Sus enseñanzas buscaban contrarrestar las influencias negativas de la cultura circundante y fortalecer la identidad cristiana basada en los valores del Evangelio de Jesucristo.
En resumen, el mensaje de Pablo es relevante no solo para los corintios de su tiempo, sino también para los cristianos de hoy en día, en un mundo donde las prácticas sexuales y las normas culturales pueden ser contrarias a los valores cristianos.