El papel de la esposa dentro del matrimonio

La esposa como ayuda idónea

En Génesis 2:20 leemos:

“Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; más para Adán no se halló ayuda idónea para él.”

Las palabras “ayuda e idónea” son la misma palabra en hebreo. La palabra es “ezer” y viene de la raíz primitiva de la palabra que significa rodear, proteger, ayudar, auxiliar, socorrer. Por lo tanto, significa ayudar, asistir o auxiliar. Eva fue creada para estar al lado de Adán como su “otra mitad”, para ser su auxilio y ayuda.

La mujer hace del hogar un paraíso, un refugio, un castillo. El propósito principal de la “ayuda idónea” es que su marido y sus hijos amen su hogar, que estén contentos en su hogar.

El mandato de Dios a las esposas

  • Sujetarse a sus maridos

“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor.” Efesios 5:22

La sumisión es la respuesta natural a un liderazgo amoroso. Cuando un esposo ama a su esposa como Cristo ama a la iglesia (Efesios 5:25-33), entonces la sumisión es una respuesta natural de la esposa hacia su esposo. La palabra griega traducida como someterse (Hupotasso) es la forma continua del verbo. Significa que el someternos a Dios, a nuestros líderes y a nuestro esposo no es una decisión de una vez. Es una actitud continua en nuestras mentes, que llega a convertirse en un patrón de conducta. La sumisión de la que se habla en Efesios 5, no se refiere a una sujeción unilateral de un creyente para ser dominado egoístamente por la otra persona. La sumisión bíblica está diseñada para ser entre dos creyentes llenos del Espíritu, quienes se entregan mutuamente uno al otro y a Dios. La sumisión es una calle de dos sentidos. La sumisión es una posición de honor y plenitud. Cuando una esposa es amada como Cristo ama a la iglesia, la sujeción no es difícil. Efesios 5:24 dice, “… como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.” Este verso está diciendo que la esposa debe sujetarse a su esposo en todo lo que es correcto y legítimo. Por lo tanto, la esposa no está obligada a desobedecer la ley o descuidar su relación con Dios. Bien se ha dicho que a ninguna mujer le importaría someterse a un marido que la amase tanto como Cristo ama a la iglesia.

  • Respetar a sus maridos

“Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido” Efesios 5:33

Respetar en este verso quiere decir tener un temor reverente hacia el esposo. La esposa cristiana que siente profundo respeto por su esposo se viste de este espíritu, el cual se caracteriza por un tono de voz y una actitud que resultan atrayentes, y no desafiantes o exigentes

Una buena esposa exalta y promueve el honor de su marido. No lo destruye. No le quita el honor, sino le da honor. No lo crítica en público, y aun en casa usará discreción en criti­carlo en forma constructiva para ayudarle a corregirse. La mujer debe animar y no aver­gonzar a su marido. La esposa sí puede corre­gir a su marido, pero debe usar palabras deco­rosas, siempre dando mucha evidencia de su amor y paciencia. Muchos hombres han sido destruidos por la lengua y la indiscreción de sus esposas.

Proverbios 12:4, «La mujer virtuosa es corona de su marido; más la mala, como carcoma (podredumbre) en sus huesos». Una esposa fiel y buena le hace al marido tan feliz como si fuera rey; ella es su corona. De otro modo, una esposa mala, de genio cruel o amargo, y de lengua desenfrenada, es como una enfermedad incurable.

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