📌«No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.” Romanos 13:8
Una de las reglas de la hermenéutica reza: “Se debe interpretar las experiencias personales a la luz de las Escrituras y no las Escrituras a la luz de experiencias personales”.
Es fácil olvidar esta regla en muchos aspectos de la vida. Por ejemplo, supongamos que tienes cierta dificultad en manejar bien tus ingresos y gastos, por lo que estás en déficit constante. Digamos que el Señor te sacude al respecto y te das cuenta de que Él quiere que suprimas de tu vida económica todo tipo de compras a crédito. Trabajas duro, economizas, ahorras y le pagas a todos tus acreedores. Se ha producido una revolución en tu vida. Estás libre de toda deuda, y además convencido de que jamás has de caer nuevamente en eso de comprar a plazos. Hasta aquí todo va bien.
Pero suponte que luego das un paso más allá y das a conocer tu opinión de que cualquiera que tenga una tarjeta de crédito o que compre a plazo está violando un mandato bíblico. Para probarlo, citas el texto mencionado arriba. Pues bien, acabas de quebrantar esta importante regla de interpretación que estamos tratando. Has interpretado la Biblia a la luz de tu propia experiencia y has requerido que otros se atengan a esta interpretación.
Justamente hace unos meses fui invitado a una reunión de adoración donde el predicador principal enseñaba a sus feligreses que “el endeudarse es del demonio”.
Cuando nosotros observamos el texto en su contexto encontramos que la frase: “No debáis a nadie nada”, NO es una prohibición a pedir dinero prestado que de hecho es permitido y regulado por las Escrituras (cp. Éxodo 22:25; Levítico 25:35-37; Deuteronomio 15:7-9; Nehemías 5:7; Salmo 15:5; Salmo 37:21; Salmo 37:26; Ezequiel 22:12; Mateo 5:42; Lucas 6:34). El punto de Pablo es que todas nuestras obligaciones financieras deben pagarse en los términos acordados. Si una deuda vence, debe pagarse exactamente a tiempo. Pedir dinero prestado de manera imprudente, sin ninguna perspectiva de devolver la cantidad, es un pecado y, a menudo, se ha producido una gran deshonra sobre el nombre de nuestro Señor a causa de ello. Hay que tener cuidado de no contraer ninguna deuda que no se pueda pagar.
En la antigüedad el tener deudas era muy grave por ejemplo para los persas el tener deudas era considerado un pecado muy grave. Para los romanos, según las XII Tablas (Código antiguo de Derecho romano, escrito entre los años 451 y 450 a.C. que se basaba en el Derecho consuetudinario) el que debía mucho, y no podía pagar, debía ser cortado en pedazos, y cada acreedor debía tener una parte de él de acuerdo con la deuda.
Consideremos este texto: «El rico domina a los pobres, y el que toma prestado es esclavo del que presta.» Proverbios 22:7, Un préstamo que pueda enfrentar es permitido, uno que no pueda enfrentar es esclavizante. Quien pide prestado debe darse cuenta que hasta que no pague el préstamo, será esclavo del individuo o institución que le prestó.
La siguiente frase del texto principal habla del amor como deuda, a título personal pienso que la única “deuda” que debemos cargar es la “deuda” de amarnos unos a otros; esta es una obligación perpetua que tenemos ante Dios como entre nosotros.Esta es esa deuda desesperada de la que un hombre no puede liberarse, pero que siempre debe estar pagando, y sin embargo siempre debe. Esta deuda nunca puede ser cancelada, podemos pagar nuestros tributos hasta terminar, pero nunca podemos decir: “He dado todo el amor que necesito dar”. El amor es una obligación permanente, una deuda imposible de descargar”. (Morris)
Nuestras experiencias personales sean cual fueren deben ser confrontadas con las Escrituras e interpretadas en consecuencia. Jamás debemos utilizar el proceso inverso. No es correcto interpretar la Biblia y decir: Porque he tenido tal y tal experiencia, puedo dar por cierta tal conclusión.