Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí.
2 Corintios 12:7-8
Seis de las visiones de Pablo están registradas en Hechos (Hch 9:12; Hch 16:9-10; Hch 18:9; Hch 22:17-18; Hch 23:11; Hch 27:23-24), y sus cartas hablan de revelaciones que había recibido (cp. Gál 1:12; Gál 2:2; Efe 3:3).
En los versículos anteriores, el apóstol Pablo narra a grandes rasgos una experiencia muy sublime que vivió. Aunque en los versículos parece que está hablando de otra persona, la realidad es que está hablando de él. Su intención es evitar el orgullo personal.
Las sublimes revelaciones y visiones que tenía Pablo lo podían convertir en una persona arrogante y presumida, y para que no se «exaltase desmedidamente» y no se «enaltezca sobremanera», le fue dado un aguijón en su carne. El apóstol narró el método que Dios usó para mantenerlo humilde o evitar que se exaltara desmedidamente por las visiones y revelaciones que tenía.
No se debería discutir sobre el propósito del aguijón ya que Pablo es muy claro al respecto. La discusión o discrepancia siempre se ha enfocado en la naturaleza del aguijón.
En el campo teológico existen varias opiniones o conjeturas. Las conjeturas van desde enfermedades crónicas hasta un ataque constante de parte de un espíritu maligno.
Puntos de vista principales sobre el aguijón de Pablo.
1) En la Edad Media, “aguijón” se interpretaba como una tentación carnal. La Vulgata apoyaba la idea de que el aguijón se refería a una tentación sexual. Durante la Reforma, Lutero y Calvino la rechazaron. Calvino interpretaba que el “aguijón en la carne” consistía en una variedad de tentaciones físicas y espirituales. Lutero lo interpretó como enfermedad física.
Entre los autores medievales prevaleció la opinión de que el apóstol se refería a tentaciones sexuales de la concupiscencia. Los reformadores se opusieron enérgicamente a esta opinión ya que aparte de ser algo común decía poco a favor del elevado estado espiritual del apóstol.
2) Una enfermedad física crónica. La mayoría de los comentaristas bíblicos que sostienen este punto hablan de una enfermedad ocular.
3) Un demonio que encabezaba la rebelión en la iglesia de Corinto. Este punto de vista habla de la oposición que recibió Pablo.
Un aguijón en mi carne (skolops tëi sarki).
Steven L. Cox dice que la palabra griega «skolops» aparece en el griego clásico en referencia a una estaca o asta filosa de madera utilizada para empalar. En el griego helenístico se mencionan las variantes “aguijón” y “astilla”. La mayoría de las referencias en la LXX, el NT y los papiros se traducen aguijón, astilla, espina o esquirla.
Pablo usa el vocablo «aguijón» en sentido figurado y no literal. Es lo primero que debemos comprender al acercarnos al pasaje.
Muchos comentaristas bíblicos apoyan el segundo punto de vista, el cual habla de una enfermedad ocular crónica.
Uno de ellos dice lo siguiente:
El hecho de que este aguijón estuviera en la carne de Pablo (su cuerpo) indica que se trataba de algún tipo de dolencia física causada por un espíritu maligno. Gálatas 4:13 apoya la idea de que Pablo padecía algún problema físico grave. Muchos han especulado que el problema podría haber sido la epilepsia o la malaria. En Gálatas 4:15, Pablo elogia a los gálatas por su disposición a sacarse los ojos y dárselos. Más tarde, en Gálatas 6:11, menciona las letras grandes que usó para escribirles de su propia mano. A partir de estas descripciones, suponemos que Pablo sufría de una enfermedad ocular.
Nadie puede asegurar el momento exacto de cuando esta enfermedad se produjo en Pablo, tampoco se puede asegurar que enfermedad o problemas tenía Pablo en sus ojos o visión, ya que existen varias enfermedades a nivel ocular.
Por otro lado, muchos comentaristas biblicos apoyan el tercer punto de vista. Uno de ellos es el Dr. John MacArthur.
John MacArthur dice lo siguiente:
Lo mejor es entender el aguijón como un mensajero de Satanás, enviado para que lo abofeteara, uno que utilizaba a los engañadores para seducir a los corintios a rebelarse contra él.
Hay por lo menos cuatro argumentos que apoyan esa interpretación. Primero, en una abrumadora mayoría la palabra angelos (mensajero) en el Nuevo Testamento (todo el resto de apariciones en los escritos paulinos inclusive) se refiere a ángeles.
Un ángel enviado de Satanás, por supuesto, sería un demonio. Segundo, el verbo que se traduce abofetee siempre se refiere a un tratamiento duro hacia alguien (Mt. 26:67; Mr. 14:65; 1 Co. 4:11; 1 P. 2:20). Tercero, en ocasiones, el Antiguo Testamento se refiere metafóricamente a los oponentes como aguijones (p. ej., Nm. 33:55; Jos. 23:13; Jue. 2:3; Ez. 28:24). Finalmente, el verbo que se traduce «quite» en el versículo 8 siempre se usa en el Nuevo Testamento para referirse a alguien que se va. Es probable entonces que el mensajero demoniaco estaba atormentando a Pablo mientras habitaba en el líder de los falsos apóstoles (cp. 2 Co. 11:13-15; 1 Ti. 4:1). Una vez más, esto es consecuente con el testimonio de Pablo de que su sufrimiento más severo provenía de su preocupación por la iglesia (11:28-29).
Ambas explicaciones o interpretaciones son muy interesantes, pero debemos tener en cuenta que ninguna puede considerarse como la verdad absoluta. El Apóstol Pablo no es explicito o específico al hablar de su aguijón, esto ha dado lugar a suposiciones o especulaciones.
En lo personal me inclino por el segundo punto de vista, pero no pretendo ser dogmático en el asunto. Considero que la discusión continuará, lo importante es no dividirnos por temas que son de segundo o tercer orden. Lo que sí es muy claro en el pasaje, es el propósito del aguijón, lo cual no debería discutirse.
Saludos y bendiciones.